sábado, 17 de diciembre de 2011

Tribus de economistas K

En el diario El Cronista Comercial, del 14 de diciembre de 2011, Carlos Arría escribe una sugestiva columna con el título “Las tribus K pelean lugares en Economía”, apelando creativamente a aquella terminología que difundiera hace años Michel Maffesoli.
Como una disputa a tres bandas, describe la suerte corrida por los integrantes de tres diferentes agrupaciones de economistas: CENDA, AEDA y La Gran MaKro. La primera sería la gran victoriosa por haber posicionado a su referente Axel Kiciloff y a otros técnicos en cargos importantes del Ministerio de Economía. AEDA, el nucleamiento impulsado por Matías Kulfas, apenas ha logrado conservar los lugares que ya tenía. Y La Gran MaKro resulta el gran perjudicado al haber perdido aparentemente todas sus posiciones, tras la emigración al Congreso Nacional de su mentor Roberto Feletti.
La nota contiene implícito un particular enfoque de la cuestión del mérito, tan meneada en estos días tras el discurso del sindicalista Hugo Moyano en el estadio de Huracán. El periodista destaca los “brillantes currículums académicos” de los jóvenes del CENDA, y plantea una velada descalificación de cierta maestría que habría alcanzado Iván Heyn, de AEDA, en la Universidad de General Sarmiento.
El CENDA (www.cenda.org.ar) como espacio de construcción de conocimiento, efectivamente parece haber logrado más organicidad y producción que los otros dos grupos. Por otra parte, es evidente que la autonomía intelectual frente a las corrientes ideológicas dominantes, fue planteada en el actual proceso político de nuestro país, por Néstor Kirchner y su reducido entorno de colaboradores directos. Un grupo de personas que demostró una alta capacidad de comprensión del contexto económico, y una formidable habilidad estratégica. Y ninguno de ellos provenía del ambiente académico, ni siquiera sus títulos de grado son en economía.
Como decía el eminente teórico de la planificación Carlos Matus, es menester suprimir la ideología de la subordinación reverencial a cualquier institución que pretenda representar la supremacía del saber. En cambio, el interés colectivo debe elaborar propositivamente sus objetivos y su estrategia. La realidad futura puede ser moldeada por la acción consciente. Y en este concepto, la capacidad predictiva sobre cómo podría evolucionar el orden establecido, es mucho menos importante que la voluntad de transformación a favor de la emancipación social.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La cotidianidad y la historia

Karel Kosik, en el mismo texto que comentamos en un post anterior, Dialéctica de lo Concreto, presenta la cotianidad como el conjunto de circunstancias que tienen cierto grado de previsibilidad. Los hombres y mujeres afrontan su vida diaria de acuerdo a lo que han ido asimiliando en su entorno familiar, su educación, su medio geográfico. Encaran su vida laboral y el resto de su vida de relación dentro de un marco de posibilidades no muy amplio. Este devenir de día tras otro no está exento de contingencias y de pequeños hechos salientes. Pero estos acontecimientos, incluso la muerte propia o de seres queridos, no escapan a la previsibilidad que genéricamente ofrece la cotianidad. Esta manera de tratar este asunto recuerda a la que plantea Fernand Braudel. Tampoco se distingue, en este concepto, entre vida doméstica y vida mundana.


La cotidianidad es una evolución sin mutaciones, nos sugiere Kosik. Por tanto, la idea de cotianidad se contrapone a la idea de historia. ¿Y cuáles son las situaciones capaces de provocar una ruptura de la cotianidad, y por lo tanto determinantes de la historia? Fundamentalmente la guerra. Kosik nos dice que las guerras son la única circunstancia capaz de dislocar la cotianidad de millones de personas y por lo tanto transfigurarla. Claro que cuando la guerra se hace prolongada, los seres humanos se adaptan a sus avatares, y paulatinamente se forma una nueva cotidianidad.




domingo, 4 de diciembre de 2011

Auspiciosa creación de la CELAC

Ayer 3 de diciembre de 2011 se constituyó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, institución integrada por 33 estados de la región.

Los objetivos son muy claros, y la coyuntura internacional es adecuada para esta iniciativa. La región de América Latina y el Caribe se compone de países no poco heterogéneos, pero que a la vez comparten la misma suerte en cuestiones fundamentales, además de lo que pueda decirse de la posición geográfica: la vocación de hegemonía hemisférica de los Estados Unidos, la débil participación relativa de sectores de alto valor agregado en su estructura productiva, las amenazas -ambientales y de codicia externa- sobre la todavía magnífica dotación de recursos naturales, y la persistencia de una grosera deuda social.

El actual contexto de crisis internacional parece auspicioso para que la región de América Latina y el Caribe puedan evolucionar hacia una mayor gravitación internacional, en términos de bloque de poder regional.

La posibilidad de que el poder mundial sea progresivamente menos unipolar y más multipolar, es una condición importante para aspirar a relaciones internacionales más justas y equilibradas.

sábado, 3 de diciembre de 2011

El Homo Oeconomicus en Karel Kosik

Este filósofo checo se ocupó del homo oeconomicus en su libro Dialéctica de lo Concreto, de 1963.

A partir de plantear la dinámica de las relaciones sociales de producción en el capitalismo como independiente del pensamiento y voluntad de los individuos, irrumpe la idea de sistema económico, cuyas leyes pueden determinarse de manera análoga a las de la física (“una física social”), incluso formularse por medios matemáticos.

Y el homo oeconomicus con su comportamiento racional y maximizador es una derivación de aquel concepto de la economía como sistema. Kosik niega que el hombre pueda concebirse con el reduccionismo que implica la abstracción del homo oeconomicus. Dice que esos atributos lo caracterizan en cuanto entra en relaciones económicas, es determinando independientemente de su voluntad y su conciencia, a actuar como homo oeconomicus.

Esta visión que objetiviza al hombre se opone a la tradicional consideración subjetiva de la relación del hombre con el mundo económico, aludida como preocupación: “La preocupación es el empeño práctico del individuo en el conjunto de las relaciones sociales, comprendidas desde el punto de vista de este empeño personal, individual y subjetivo. Estas relaciones no son objetivadas, no son objeto de la ciencia y de la investigación objetiva, sino que constituyen la esfera del empeño individual”.

“(El) proceso de la ciencia, puramente intelectual, que transforma al hombre en una unidad abstracta, inserta en un sistema científicamente analizable y matemáticamente descriptible, refleja la metamorfosis real del hombre producida por el capitalismo.”

El contador volverá sobre las implicancias de este planteo y sobre más conceptos importantes abordados en este texto, tales como cosificación, irracionalismo, y otros.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Bataille y La Parte Maldita



El Contador fue anoticiado hace más de diez años, de la existencia de La Parte Maldita, por su apreciado amigo el Dr. D.K. Esta obra de Georges Bataille, aparentemente se publicó por primera vez en su idioma original francés, en 1974. Es decir que ya años antes (en 1971) había aparecido la obra de Georgescu La ley de la entropía y el proceso económico.

En La Parte Maldita no se menciona ni al economista rumano ni se alude a la termodinámica de manera explícita. Sin embargo, el planteo general del filósofo francés en este texto, parte de reconocer un hecho muy tratado por esa rama de la física: la fuente de la energía en nuestro planeta es el sol, y el sol da sin jamás recibir.


La existencia de los organismos vivos es dependiente de ese flujo de energía. Y uno de las maneras en que el autor expresa su tesis central es: “el organismo vivo, en la situación que determinan los juegos de la energía para el mantenimiento de la vida: la energía (la riqueza) excedente se puede utilizar para el crecimiento de un sistema (por ejemplo, de un organismo); si el sistema ya no puede crecer más, o si el excedente no puede ser absorbido por entero en su crecimiento, necesariamente hay que perderlo sin provecho, gastarlo, de buen grado o no, gloriosamente o bien de una manera catastrófica”.


La economía es concebida por Bataille como “un aspecto particular de la actividad terrestre, considerada como un fenómeno cósmico (…) Se produce un movimiento en la superficie del globo que resulta del recorrido de la energía en este punto del universo. La actividad económica de los hombres se apropia de este movimiento y es la puesta en práctica para ciertos fines de las posibilidades que resultan de ella…”

Bataille entiende que la ciencia económica se despliega con la ilusión de que su objeto es un sistema aislable, resultando una “economía restringida”; postula una superación hacia una “economía general”, que dé cuenta de aquel entorno cósmico.


Y en esta economía general, a contramano de la economía convencional, el primer objetivo es el gasto (el consumo), y no la producción.


“En la superficie del globo, para la materia viva en general, la energía está siempre en exceso (…) Si no tenemos el valor de destruir nosotros mismos el exceso de energía, no puede ser esta utilizada, y por lo mismo (…) es ella la que nos destruye (…) Por eso, la descongestión ha sido siempre, en todo tiempo, pero en lo más recóndito de la conciencia, objeto de una investigación febril. Las sociedades antiguas la encontraron en las fiestas; algunas edificaron monumentos admirables, que no tenían ninguna utilidad; nosotros empleamos el excedente multiplicando unos “servicios” que allanen la vida y estamos inclinados a reabsorber una parte de ellos en un aumento del ocio. Pero estos derivativos han sido siempre insuficientes: su existencia en excedente ha llevado, en todo tiempo, multitud de seres humanos y grandes cantidades de bienes útiles, a la destrucción de las guerras…”

jueves, 24 de noviembre de 2011

Puiggrós, Hernandez Arregui, y los años ochenta

La reciente visita de Adriana Puiggrós a Córdoba hizo evocar al Contador algunos autores leídos durante la primera juventud.

La noche de la dictadura se había iniciado cuando apenas iniciaba la adolescencia, y todavía duraba al llegar a la universidad. Viniendo desde lo que ahora algunos llaman el interior del interior, y además de familia sin tradición militante ni buenos recursos para la formación intelectual, el joven que era inició una búsqueda autodirigida.

Después de Malvinas fue que empezó a haber ámbitos de encuentro más o menos abiertos para interesarse en la situación política. Antes de eso la única fuente sistemática y fácilmente accesible de información al respecto había sido la Revista Humor. Esta revista que, dentro de las limitaciones del momento, arriesgaba unas cuantas críticas al régimen, presentaba también en cada número entrevistas con dirigentes políticos, sociales y gremiales, que habían tenido en otros tiempos diversos tipos de participación, en el después suspendido juego de la democracia constitucional. Para la revista era sencillo albergar una pluralidad de voces, porque todas tenían en común que pedían el retorno a la institucionalidad democrática.

El joven era ingenuo y todos aquellos dirigentes que hablaban maravillas de sí mismos, e incluso tiraban flores a sus pares, le hacían pensar que bastaría con dejar funcionar libremente a los partidos políticos y demás instituciones de la democracia, para tener rápidamente una sociedad con prosperidad económica y equidad social.

Las lecturas más sustantivas empezaron en la misma época que aquella incipiente mejora en la libertad de reunión, después de la guerra de Malvinas. Por motivos que entonces no se comprendían del todo, y que eran parte de los efectos devastadores de la dictadura, en la universidad los jóvenes interesados en política estábamos, orgánicamente hablando, desprovistos de la presencia orientadora de los mayores.

La clave fueron algunos compañeros que traían algunas pistas desde su propio ámbito familiar, e incluso habían preservado algunos libros. Así fue posible asomarse a un mundo nuevo y apasionante, la realidad política del país se presentaba con una complejidad hasta entonces nunca advertida, y se iniciaba uno en el desafío de tomar posiciones, en una intrincada madeja de visiones que, aunque todas en el nombre del interés popular, evidenciaban múltiples contradicciones entre sí.

Entre esas lecturas llegó la de Rodolfo Puiggrós, padre de la visitante mencionada en el primer párrafo. En particular fueron dos de sus libros: De la Colonia a la Revolución, un texto histórico, y también la Historia Crítica de los Partidos Políticos Argentinos. Fue una parte de un recorrido bastante amplio que incluyó a muchos otros, desde los popes del PC oficial (Leonardo Paso, Agosti, etc.), hasta los lanzazos polémicos cruzados libro a libro ente Milcíades Peña y Jorge Abelardo Ramos. Pero el que más resultaba impactante a ese grupo de jovencitos, era sin duda Juan José Hernández Arregui, y particularmente la obra La formación de la conciencia nacional, que había aparecido en 1960. Lo que todos estos autores tenían en común era que asumían una concepción marxista de la historia y analizaban las estructuras políticas concretas del país. Los que militaban en la izquierda del peronismo, como Puiggrós y Hernandez Arregui, fueron en aquel momento los que resultaron convincentes para el contador.

Es curioso que en aquellas lecturas no haya estado John William Cooke. Los compañeros más avezados solían mentarlo, pero sin desplegar contenido, seguramente porque no tenían. Nunca accedimos (y creo que tampoco buscamos), material escrito de aquel hombre que quizá también hoy es relativamente poco frecuentado.

El peculiar proceso de desarrollo político, social e ideológico que atraviesa la región de América del Sur, invita a volver a leer a estos tempranos impulsores de la emancipación. Posiblemente algunas de las obras se habrán vuelto anacrónicas, pero la posibilidad de resignificarlas contribuirá a restañar el quiebre que tuvo el camino de nuestros pueblos en el último cuarto del Siglo XX.

domingo, 13 de noviembre de 2011

AEDA y un libro de Ha-Joon Chang


En la actual coyuntura política, se ha ido abriendo alguna posibilidad para cuestionar la supremacía académica de la economía neoclásica.

Lamentablemente, la vanidad humana es muy prolífera, y los ámbitos ideológicos alternativos rápidamente entran también en competencia por prestigio, figuración y, claro está, disputas por espacios de poder.

Según una nota aparecida en el diario Página 12 tiempo antes de las elecciones de este año, el grupo de economistas nucleados en AEDA (Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina), liderado por el Licenciado en Economía Matías Kulfas, en privado suele descalificar al grupete conocido como "La Gran Makro", entre otros motivos porque su referente, el Vice Ministro Roberto Feletti, "es contador"...¡como este bloggero!

En cuanto a AEDA (ya nos ocuparemos de los otros), su despojada página web, sorprende con una única referencia conceptual, un libro cuyo autor es el coreano Ha-Joon Chang, titulado "¿Qué fue del buen samaritano? Naciones ricas, políticas pobres", y publicado por primera vez en 2007.

El Contador (el suscripto), buscó este libro y lo halló en la librería Prometeo de la Ciudad de Buenos Aires. Es una edición conjunta de AEDA y la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes. Impreso en junio de 2009, la tirada tuvo solamente 1.000 ejemplares.

En cuanto al contenido, el libro de 295 páginas, es un texto de divulgación, que a lo largo de sus capítulos va fijando posiciones sobre diversos temas de interés en el debate económico. Es un recorrido que podría aludirse como "tópicos de globalización y desarrollo".

Dedica bastante espacio a resaltar que los actuales países ricos renegaron del librecambio en etapas de su historia económica en que estaban desarrollando su industrialización. Señala otras tantas contradicciones análogas en materia de regulación de la inversión extranjera y protección de la propiedad intelectual.

Entre los capítulos más originales, se cuenta un reconocimiento de empresas exitosas de propiedad estatal en muchos países, una consideración pragmática sobre los efectos de la corrupción, la relativización de los factores culturales en el desempeño económico, y una reflexión sobre la escasa evidencia de correlación entre democracia política y desarrollo económico, que de todos modos enfatiza la importancia intrínseca de la primera.

Tratándose de un texto de economía normativa, la carencia más notoria del libro es que NO define a qué se refiere nada menos que su leit motiv, el desarrollo económico, no plantea una situación objetivo de llegada. Es inevitable pensar, en ausencia de una definición explícita, que se alude a una noción de desarrollo análoga a la de los actuales países ricos. Esta noción de desarrollo, fue sintetizada por el economista español Ramón Tamames, con la expresión "consumo en masa" (Fundamentos de Estructura Económica, Editorial Alianza Universidad, 1992). Es decir una idea de desarrollo inseparable de la alienación del individuo, la desigualdad social, el irracionalismo ambiental y la barbarie en las relaciones internacionales. Más adelante trataremos en extenso cada uno de estos problemas.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Nicholas Georgescu-Roegen, la ley de la entropía y el problema económico

El Contador ha conseguido en la web un libro de Nicholas Georgescu-Roegen (1906-1994), matemático y economista rumano. Es un texto traducido al idioma francés agrupado bajo el título "La décroissance", es decir el decrecimiento, y corresponde a una elaboración del año 1979.

El primer capítulo está dedicado a la ley de la entropía y el problema económico. Georgescu expresa que mientras que el mecanicismo ha perdido la supremacía en física y ha dejado de influir en el mundo filosófico, conserva un papel dominante en la epistemología económica, especialmente en la neoclásica.

Coloca como ilustración evidente la representación usual del proceso económico en los manuales de texto, como un flujo circular entre la producción y el consumo, en un sistema completamente cerrado. Extiende este problema a la economía marxista, para la cual todo lo que la naturaleza ofrece al hombre es un don gratuito. También el diagrama de reproducción marxiano es un conjunto absolutamente circular y autosuficiente.

Algunos economistas neoclásicos, como Alfred Marshall, han señalado que el hombre no puede crear ni destruir materia o energía, afirmación concordante con el primer principio de la termodinámica. En cambio, la salida (output) del proceso económico, aquella escuela la expresa únicamente en término de "utilidades".

Georgescu se propone presentar el proceso económico desde el punto de vista físico, como un proceso parcial, circunscripto por una frontera a través de la cual la materia y la energía son intercambiadas con el resto del universo material. En términos de la termodinámica, la materia y la energia absorbidas por el proceso económico se encuentra en estado de baja entropía, y tienen su salida en estado de alta entropía.

La entropía, nos dice Georgescu, es una noción compleja, difícil de explicar y de comprender, incluso para los físicos. Después de recorrer varias definiciones tomadas de diccionarios especializados, propone una simplificada que "no puede satisfacer a los especialistas pero conviene a los fines generales". Esta definición, contenida en la edición 1948 del Websters Collegiate Dictionnary, dice: "la entropía es una medida de la energía inutilizable en un sistema termodinámico".

La energía se presenta en dos estados cualitativamente diferentes, la energía utilizable o libre, y la energía inutilizable o "ligada" (liée), que el hombre no puede utilizar en absoluto. La energía química contenida en un trozo de carbón es energía libre porque el hombre puede transformarla en calor o, si lo quiere, en trabajo mecánico. Pero la cantidad fantástica de energía térmica contenida en el agua de los mares, por ejemplo, es energía ligada.

Cuando se quema un trozo de carbón, su energía química no sufre ni disminución ni aumento. Pero su energía libre inicial se disipa en forma de calor, de humo y de cenizas, que el hombre no podría más utilizar. Se ha degradado en energía ligada.

(Continuará)

La Termodinámica y la Economía



En este tiempo, y saludablemente, se está debatiendo mucho sobre los planes de estudio de las carreras de economía. No se advierte en esos debates, al menos notoriamente, que se contemple incluir en las currículas de economía, el estudio de esa rama de la física que se conoce como termodinámica, y que a nuestro criterio contiene explicaciones ineludibles para la comprensión del proceso económico, al menos en lo referido a recursos, trabajo y productos.

Un hito de referencia fundacional de la Termodinámica es un estudio de 1824, elaborado por el ingeniero Francés Sadi Carnot para evaluar la potencia motriz del fuego (Isidoro Martínez, Termodinámica Básica y Aplicada), aunque existen numerosos antecedentes y desarrollos posteriores. Lamentablemente, la comprensión cabal de la termodinámica no es nada sencilla para quienes no cuentan con una buena iniciación en física, química, y cálculo diferencial e integral.

Pero es necesario encontrar la manera de adentrarse. Los materiales de divulgación suelen introducir esta disciplina partiendo de una esquematización de las llamadas leyes o principios de la termodinámica.

Principio Cero: Existe una temperatura común para todos los estados de equilibrio termodinámico, que se encuentran en equilibrio mutuo con uno dado (Wikipedia).

Primer Principio: La energía más la masa se conserva en todo sistema aislado, que no intercambia materia ni trabajo ni calor con su entorno (Isidoro Martínez, Op. Cit).

Segundo Principio: por esta ley también llamada “de entropía” la energía de todo sistema aislado, siempre evoluciona hacia formas menos útiles (Isidoro Martínez, Op. Cit.).

Tercer Principio: Es imposible alcanzar una temperatura igual al cero absoluto mediante un número finito de procesos físicos (Wikipedia).

(Continuará)

sábado, 29 de octubre de 2011

Sobre la Economía Crítica

Es muy valioso que se haya ido desplegando una acumulación de estudios y debates, que se proponen encontrar herramientas de análisis económico y planteos de política económica que atiendan la demanda social de un mayor bienestar para las personas comunes, para los sectores populares.
Se advierte mucha heterogenidad en los participantes de esta movida, y eso también es bueno.
También se ve que no confluyen en las actividades colectivas impulsadas por esta gente, todas las instituciones y grupos que uno imaginaría encontrar.
Más información en el blog:

http://jornadaseconomiacritica.blogspot.com/

Argentina - nuevas medidas para la liquidación de exportaciones de petroleo y minería

Una medida necesaria. En un post anterior señalamos que el privilegio de estos dos sectores en esta materia configuraba una llamativa incoherencia de política. Es importante comprobar que el Gobierno Nacional está en condiciones de desmentir categóricamente prejuicios de connivencia con estas situaciones. Y también que tiene el coraje de tomar decisiones fuertes en defensa del interés nacional, como en este caso, en el cual se corrigen -al menos en el aspecto específico pero importante de la liquidación de exportaciones- posiciones abusivas de dos importantes sectores de poder.

lunes, 24 de octubre de 2011

La importancia de leer a los grandes clásicos

Pasada ya bastante largamente la edad en que conviene haber completado la formación intelectual (Ortega y Gasset, por ejemplo, sostenía que el límite de edad para ese cometido son los 28 años), el Contador (el suscripto) acaba de completar, tras varios meses de esfuerzo, una primera lectura minuciosa y completa de El Capital, Tomo I, en la edición del Fondo de Cultura Económica. Este volumen tiene 751 páginas (sin contar la bibliografía y los índices finales) de ardua asimilación.
Esta experiencia ha llevado al Contador a un conjunto de reflexiones.
Primero, la gigantesca importancia de las obras fundamentales hace más dramática la confesa omisión de su lectura por parte de muchas personas con responsabilidad en la vida social: profesores universitarios, dirigentes políticos, periodistas.
Segundo, hace más patética la situación de quienes detentan capacidades o conocimientos que en rigor no poseen. No hay dudas de que el afán de mostrar, de exhibir, de lucir, en suma, de exponer de manera pública la propia vanidad, llega en nuestro tiempo a un paroxismo, acicateado por las nuevas tecnologías de la información.

En un opúsculo sobre la historia de la filosofía, el gran Arthur Schopenhauer recomienda enfáticamente evitar en esta materia los manuales de exegetas o comentaristas, por empobrecedores. Propone en cambio una sucesión de fragmentos de los auténticos autores.

Un maravilloso escritor contemporáneo, Ítalo Calvino, explica esta cuestión en un bello libro titulado Por qué leer los clásicos.

En nuestro medio, poco es lo que se cultivan estos principios de formación. Raramente los jóvenes y particularmente los estudiantes, reciben adecuada orientación sobre la manera de priorizar sus lecturas.

El problema se traslada dramáticamente al ámbito de las instituciones. En la universidad, no solamente las carreras de grado han menguado la potencia de las fuentes intelectuales en que abreva la comunidad educativa. No se advierte una preocupación por incorporar al acervo de conocimientos un espectro amplio de la tradición científica y cultural de las disciplinas bajo estudio, problema especialmente inquietante en ciencias sociales. Parece preferirse un encasillamiento doctrinal acotado a los dictados del poder institucional, y las herramientas se suministran además sobresimplificadas hasta la distorsión, por la cultura del apunte y el resumen.

En la Argentina, se puede completar un doctorado en economía en las universidades privadas más prestigiosas del país, sin haber leído una sola línea de El Capital de Carlos Marx, ni de tantos otros autores clásicos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Las licencias para importación en la Argentina

La demanda de dólares evidenciada en los últimos dos meses puede estar influida por múltiples circunstancias, entre las cuales la incertidumbre por las próximas elecciones presidenciales no debería tener mayor incidencia, dado lo previsible del resultado.

En cambio si puede tener efectos sobre la conducta de los agentes económicos, la percepción de cierta aceleración inflacionaria, así como temores por el deterioro del contexto externo.

El Banco Central combinó medidas de intervención directa en la plaza cambiaria –asumiendo una fuerte fuga de capitales tanto en agosto como en setiembre- , con la difusión de seguros de cambio, demostración de que la entidad monetaria está decidida a mantener el tipo de cambio fijo o semi fijo, al menos hasta fin de año.

La autoridad monetaria ha hecho notar recientemente, que el peso argentino es la moneda que más se ha depreciado en la región. Por otra parte, el alto nivel de utilización de la capacidad instalada, en eslabones críticos de las cadenas productivas, hace pensar que un tipo de cambio más elevado tendería a traducirse en mayor inflación.

En los últimos años la economía argentina ha tenido un vigoroso crecimiento, y mayor aún ha sido el del comercio exterior del país. Pero la evolución de los costos internos ha ido erosionando el margen de competitividad que se había generado por la devaluación del peso tras la crisis de 2001. Si bien las exportaciones se han diversificado y expandido notablemente en los últimos años En toda la serie entre 2003 y lo que va de 2011, con la sola excepción de 2009, el crecimiento de las importaciones ha sido superior al crecimiento de las exportaciones.

La política de resguardo del mercado doméstico que ha seguido el Gobierno Nacional toma nota de esta realidad. Los críticos de las medidas que toma la Secretaría de Comercio Interior ó el Ministerio de Industria, se esfuerzan en detectar algunas incoherencias –por ejemplo en los regímenes de liquidaciones de exportaciones mineras y energéticas-, o en destacar lo toscas que lucen algunas de las medidas.

Es indudable que las licencias no automáticas de importación ocasionan en lo inmediato dificultades operativas a diversos sectores de la producción. También es notorio que resulta muy sui generis, pedir a quienes pretenden importar por ejemplo automóviles de alta gama, que concreten exportaciones de cualquier tipo de bien para compensar el impacto en el balance de pagos.

Desde nuestra perspectiva, y sin que esto implique justificar a priori las aparentes incoherencias, ningún sector ha ofrecido a la discusión pública otro tipo de medidas, que en lo inmediato puedan dar respuesta eficaz para evitar el mal mayor, como sería la extinción a corto plazo del superávit comercial, o el reinicio de un ciclo de endeudamiento externo, descomprometido de inversiones equilibradoras.

Con alcance profundo y con sus posibles efectos principales en el mediano plazo, el Gobierno ha convocado a la discusión de Planes “2020”, tanto en materia agroalimentaria como industrial, orientados a lograr una ampliación significativa de las posibilidades de producción del país, y a una superación estructural de las restricciones de sector externo.

Es necesario que el sector empresarial esté a la altura de las circunstancias, especialmente la cúpula más concentrada, que tiene bajo control los eslabones críticos para la formación de precios, y que por demasiado tiempo ha priorizado las rentas monopólicas antes que la inversión necesaria para expandir estructuralmente la oferta de bienes y servicios.

También aguarda su transformación el sistema financiero, resorte fundamental para que las inversiones puedan concretarse en el volumen y la oportunidad que se necesitan.

lunes, 10 de octubre de 2011

Nobel de Economía a Thomas Sargent y Christopher Sims

Inconmovibles los centros de poder del discurso económico. Se premia con el mayor galardón mundial, a economistas cuyo edificio teórico no ha ofrecido herramientas, ni para alertar sobre la última oleada de crisis internacionales, ni para orientar hacia una salida...

domingo, 9 de octubre de 2011

Logros de política económica y reglas del prestigio




La Argentina tuvo una larga sucesión de ministros de economía formados en el exterior, fundamentalmente en los Estados Unidos.


Este paso por las catedrales de la doctrina neoclásica se fue afianzando como requisito de éxito profesional, para los economistas argentinos al servicio del establishment.


Es tan notoria esta valoración de lo foráneo por encima de lo propio, que las principales universidades privadas especializadas en economía, difunden su oferta académica destacando los títulos que sus docentes han obtenido en el exterior.


El largo ciclo de ministros de economía enseñoreados en chamanes, con pretensiones de supremacía tecnocrática por sobre la articulación política de las demandas ciudadanas, fue certeramente finalizado por el ex Presidente Nestor Kirchner.


Una vez que pidió la renuncia a Roberto Lavagna, el perfil de los sucesivos ocupantes de la cartera de economía, evidenció que Kirchner, así como posteriormente la Dra. Cristina Fernandez, no estaban dispuestos a delegar el rumbo estratégico de la economía nacional.


También quedó claro pronto, que no adscribían al pensamiento dominante en materia económica, y que no tenían ninguna valoración especial por los graduados en Boston o en Chicago; no recurrieron a ellos para ningún cargo de relevancia.


En los años de gestión NK-CFK, el país ha tenido una transformación extraordinaria, con excelente desempeño en los principales indicadores económicos. Y no han participado economistas de nota en ninguno de los principales puestos de gestión.


El elenco de funcionarios que ha conducido este proceso, desde el mismísimo Presidente de la Nación hacia abajo, no ha dejado en ningún momento de recibir agresivas críticas desde los sectores dominantes de la profesión económica, sus think tanks, centros de enseñanza y medios de comunicación.


Han cuestionado la supuesta falta de idoneidad de estos funcionarios, han considerado insuficientes sus antecedentes, y han atribuido torpeza a sus medidas.


Es posible que muchos de los instrumentos utilizados hayan sido imperfectos; más aún, es casi seguro que algunos de ellos pueden haber causado efectos no deseados en algunos mercados o sectores particulares.


Pero el rumbo general ha sido indudablemente acertado. Mientras muchas economías que han seguido la preceptiva neoliberal se enfrentan actualmente a severas crisis, la Argentina ha tenido una evolución de fuerte crecimiento de su producción, mejora sistemática del nivel de empleo y disminución de la pobreza, también ha reducido el peso de su deuda, y ha mantenido hasta ahora superávit comercial y fiscal.


Gracias a la fuerza de esta realidad, recién ahora, después de diez años de la gran crisis de 2001, la agenda pública de discusión de ideas económicas, se aviene a otorgar cierta visibilidad a los esfuerzos de pensamiento planteados de manera independiente del mainstream.


Progresivamente se van ampliando los espacios de debate que convocan desde la "Economía Crítica", y adquieren una cautelosa consideración iniciativas como la AEDA (Asociación de Economistas para el Desarrollo de la Argentina), y La Gran Makro, ligada a la actual conducción de la Secretaría de Política Económica.








Conversar, hablar entre nosotros

En la multiplicidad de determinanciones que afronta una vida, cualquier vida, la información que se capta es siempre fragmentaria. Quizá los científicos de las ciencias duras son los grupos humanos más conscientes de lo acotado y convencional de los saberes. La comprensión cabal de este problema, si va unida a un mínimo compromiso ético, llama al recato en la enunciación.

Acerca del devenir de nuestra especie, hace mucho se ha comprendido que la mayoría de los procesos relevantes tienen dinámica planetaria. Se dice que es conveniente enfocar cualquier asunto humano partiendo de su consideración a nivel mundial o internacional, antes de pasar a una focalización territorial más acotada.

Por la infinidad de obligaciones cotidianas a que nos vemos sometidos en las sociedades contemporáneas, para la mayoría de las personas, las limitadas condiciones materiales de existencia apenas permiten comprender algunos códigos de sus sociedades más inmediatas: el propio vecindario, y en alguna medida la sociedad nacional que les ha tocado en suerte.


La sociedad del espectáculo tan profundamente caracterizada por Guy Debord en su libro de 1967, ha ramificado sus tentáculos hasta los rincones más minúsculos de la vida social. Y sobre ella se ha superpuesto más recientemente la sociedad digital. Los individuos se ven expuestos a un gigantesco caudal de información que se multiplica de manera incesante y que no es posible seleccionar, ni filtrar, ni validar.

Estamos así ante una imposibilidad de comprender directamente las causas últimas de nuestras situaciones. En otras palabras, es muy difícil comprender los modos en los cuales funcionan los complejos flujos de poder que nos determinan.

En cambio si podemos hablar de lo que nos pasa con quienes tenemos al lado, nuestra familia, amigos y vecinos (el arte de la conversación está muerto, escribió Debord).

Podemos formarnos. Definir nuestra propia doctrina del cultivo de sí. En el prólogo a una edición argentina de La Sociedad del Espectáculo, Christian Ferrer celebra (tomándolo de algún otro lado, entre muchos posibles), a quienes "singularizan su propia vida facetándola como a una obra de arte".

Mientras nos formamos y trabajamos nuestra propia doctrina, podemos además pronunciarnos sobre la conducta de personalidades e instuciones que tenemos a mano, comprobar aciertos y errores, atriubir coherencia o contradicciones, distinguir intereses permanentes de virajes coyunturales. Y sobre todo eso es bueno conversar con nuestra gente, es una buena tentativa por el sentido, extendernos hacia los otros, dirigirnos la palabra y otros signos, unos a otros, prodigarnos cuidados y afecto.

sábado, 8 de octubre de 2011

Los poderes fácticos y el lugar de la verdad





Los poderes fácticos enuncian sus planteos desde lugares de verdad. Así es como empresas transnacionales, medios de comunicación oligopólicos, organismos financieros internacionales, entre otros, cuando propagaron el Programa del Consenso de Washington, reflejaron en su discurso ideológico, los postulados de los monocordes papers de economía neoclásica, supuesto reservorio de conocimiento científico. Es historia conocida que los efectos benéficos para todos, previstos para la aplicación de este programa, resultaron al cabo de unos pocos años en un terrible aumento de la desigualdad entre países, así como al interior de los distintos países, además de frecuentes y traumáticas crisis internacionales.

La primera década del Siglo XXI ha mostrado que unos cuantos países, de los llamados en desarrollo, han evitado financiarse en base a préstamos externos, y han ejercido políticas activas en defensa de la producción nacional y del empleo de su población. Estos países que en ciertos aspectos han sido reticentes a la preceptiva neoliberal, han logrado buen desempeño económico y social, y en este turbulento inicio de la segunda década del siglo, muestran cierta previsibilidad sobre su futuro.
De manera creciente, personalidades de peso en el poder mundial han ido admitiendo esta realidad.

Esta evolución de los hechos constituye una interpelación directa a los paradigmas todavía dominantes en el discurso económico, a sus catedrales académicas y sus exluyentes medios de publicación.