domingo, 4 de marzo de 2012

Estado y Marxismo

La profesora Mabel Twhaites Rey ha coordinado una interesante compilación editada por Prometeo (2007), en la cual un conjunto de docentes e investigadores de la Universidad de Buenos Aires, se proponen presentarnos, en apretadas 350 páginas de un volumen, el devenir de "un siglo y medio de debates" sobre el tema del título, comenzando por los planteos de los fundadores Marx y Engels. Y con el último capítulo dedicado a los trabajos recientes de John Holloway y de la dupla Negri-Hardt.


En medio, luego de varios capítulos en que se pasa revista al pensamiento de Lenín, Gramsci, y Althusser, se abordan dos importantes debates del Siglo XX en el marximo europeo. Estructuralismo versus instrumentalismo (en los sesenta y setenta), en el cuyo tratamiento se repasan centralmente las posiciones de Miliband y de Poulantzas. Y el debate sobre la derivación y la reformulación del estado (en los setenta y los ochenta). Este capitulo está a cargo de un tal Alberto Bonnet, y refiere, sin esquematizar ninguna polarización, a muchos autores, casi todos alemanes no muy difundidos en nuestro contexto. El anteúltimo capítulo está destinado a los trabajos de Habermas y Offe.


Pero el propósito de este post no es comentar lo que el volumen contiene (aunque podrá ser interesante hacerlo en algún momento futuro), sino lo que no ha sido tenido en cuenta. El título de la compilación es Estado y Marxismo. Es notorio que, sin explicitarlo en el título, se ha circunscritpo la selección de autores, contextos y temas, de un modo absolutamente eurocéntrico.


Sin ninguna duda que los textos y debates abordados por los autores son insoslayables para abordar la teoría marxista del estado. Pero pienso que habría sido conveniente, para que la obra sea mejor situada por los lectores, o bien explicitar que se trabaja sobre el marxismo "europeo". O bien ampliar la mirada a otras tradiciones que se reivindican marxistas, en Asia, África y América.


Está claro que los "centros" (países centrales en términos de poder) son los ámbitos en que el pensamiento de cada época se despliega con más vigor, porque cuenta con más amplitud de todo tipo de recursos, y por ende desde allí, con recursos y en situación, se facilita la teorización pertinente sobre diversos procesos de la humanidad, y en particular sobre los cambios en el poder concentrado mundial.

Para quienes habitamos en la periferia, y sobre todo si no queremos ser como los centros, es fundamental reflexionar desde aquí, enfocar las particularidades de la realidad periférica, y desplegar la contrastación conceptual con lo que se produce en los centros.

En el tema del título, Estado y Marxismo, cabe intentar un recorrido análogo a este que nos ha propuesto la cátedra de Thwaites Rey en Ciencias Sociales de la UBA, para visualizar qué aportes nos han dejado los autores y las prácticas políticas que, comprometidos con las luchas de liberación nacional y social en los países del Tercer Mundo, se han identificado con el marxismo.

En lo que respecta a la Argentina, estaríamos aludiendo a la influencia de la obra del peruano José Carlos Mariátegui, de los planteos de Ernesto Che Guevara, de los debates entre la izquierda peronista y la izquierda tradicional, y de los efectos de procesos recientes en la región de América Latina, sobre todo en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Intentaremos aportar, en futuros posts, en el análisis de esta valiosa tradición intelectual y política, particularmente en lo que concierne al rol atribuido al estado.

sábado, 3 de marzo de 2012

El Buen Vivir y el Sumak Kawsay

Una lectura rápida de los textos constitucionales aprobados en Bolivia y en Ecuador a fines de la primera década de este Siglo XXI, deja una sensación de que sus avanzadas cláusulas surgieron en un punto alto de lucha de las mayorías oprimidas, reflejan un debate muy amplio sobre los modos de vida a los cuales aspira la sociedad, y expresan una fuerte conciencia en la defensa del patrimonio colectivo fundamental, -la cultura y su diversidad plurinanacional, el medio ambiente, los recursos naturales-, que se constata amenazado por la loca carrera expansiva del voraz capitalismo contemporáneo.


El Buen Vivir está consagrado en estas constituciones como concepto orientador para el rumbo colectivo, y al desgranarse su alcance en una multiplicidad de cláusulas de derechos (derechos del buen vivir), es notorio que trata de una perspectiva completamente alternativa, y claramente superadora, de los tradicionales paradigmas desarrollistas.

En el caso del texto constitucional ecuatoriano, se consigna junto con la expresión "buen vivir", en español, lo que sería su equivalente en quechua: "sumak kawsay". En un artículo dedicado a esta expresión, el autor Luis Macas objeta el sentido dado a esta expresión quechua. Según su planteo, "sumak" significa plenitud, grandeza, lo justo, lo superior; y "kawsay" es vida en realización permanente, dinámica y cambiante, es interacción de la existencia en movimiento, estar siendo.

En sus palabras, "sumak kawsay es el estado de plenitud de toda la comunidad vital", es decir una concepción inseparable de una centralidad del comunitarismo en la organización social. En este sentido, el comunitarismo resulta incompatible con otras formas organizativas e instituciones del capitalismo. Los milenarios conceptos del comunitarismo, dice nuestro autor, son una propuesta vigente para toda la humanidad.

En cambio, el buen vivir tal como está establecido en el contexto de la Constitución ecuatoriana, estaría planteado desde la visión occidental, en términos de meros paliativos a las peores taras del capitalismo contemporáneo. Y en cuanto a la expresión en quechua que se corresponde con esta manera de hablar del buen vivir, sería "Alli Kawsay", en vez de Sumak Kawsay.