sábado, 29 de octubre de 2011

Sobre la Economía Crítica

Es muy valioso que se haya ido desplegando una acumulación de estudios y debates, que se proponen encontrar herramientas de análisis económico y planteos de política económica que atiendan la demanda social de un mayor bienestar para las personas comunes, para los sectores populares.
Se advierte mucha heterogenidad en los participantes de esta movida, y eso también es bueno.
También se ve que no confluyen en las actividades colectivas impulsadas por esta gente, todas las instituciones y grupos que uno imaginaría encontrar.
Más información en el blog:

http://jornadaseconomiacritica.blogspot.com/

Argentina - nuevas medidas para la liquidación de exportaciones de petroleo y minería

Una medida necesaria. En un post anterior señalamos que el privilegio de estos dos sectores en esta materia configuraba una llamativa incoherencia de política. Es importante comprobar que el Gobierno Nacional está en condiciones de desmentir categóricamente prejuicios de connivencia con estas situaciones. Y también que tiene el coraje de tomar decisiones fuertes en defensa del interés nacional, como en este caso, en el cual se corrigen -al menos en el aspecto específico pero importante de la liquidación de exportaciones- posiciones abusivas de dos importantes sectores de poder.

lunes, 24 de octubre de 2011

La importancia de leer a los grandes clásicos

Pasada ya bastante largamente la edad en que conviene haber completado la formación intelectual (Ortega y Gasset, por ejemplo, sostenía que el límite de edad para ese cometido son los 28 años), el Contador (el suscripto) acaba de completar, tras varios meses de esfuerzo, una primera lectura minuciosa y completa de El Capital, Tomo I, en la edición del Fondo de Cultura Económica. Este volumen tiene 751 páginas (sin contar la bibliografía y los índices finales) de ardua asimilación.
Esta experiencia ha llevado al Contador a un conjunto de reflexiones.
Primero, la gigantesca importancia de las obras fundamentales hace más dramática la confesa omisión de su lectura por parte de muchas personas con responsabilidad en la vida social: profesores universitarios, dirigentes políticos, periodistas.
Segundo, hace más patética la situación de quienes detentan capacidades o conocimientos que en rigor no poseen. No hay dudas de que el afán de mostrar, de exhibir, de lucir, en suma, de exponer de manera pública la propia vanidad, llega en nuestro tiempo a un paroxismo, acicateado por las nuevas tecnologías de la información.

En un opúsculo sobre la historia de la filosofía, el gran Arthur Schopenhauer recomienda enfáticamente evitar en esta materia los manuales de exegetas o comentaristas, por empobrecedores. Propone en cambio una sucesión de fragmentos de los auténticos autores.

Un maravilloso escritor contemporáneo, Ítalo Calvino, explica esta cuestión en un bello libro titulado Por qué leer los clásicos.

En nuestro medio, poco es lo que se cultivan estos principios de formación. Raramente los jóvenes y particularmente los estudiantes, reciben adecuada orientación sobre la manera de priorizar sus lecturas.

El problema se traslada dramáticamente al ámbito de las instituciones. En la universidad, no solamente las carreras de grado han menguado la potencia de las fuentes intelectuales en que abreva la comunidad educativa. No se advierte una preocupación por incorporar al acervo de conocimientos un espectro amplio de la tradición científica y cultural de las disciplinas bajo estudio, problema especialmente inquietante en ciencias sociales. Parece preferirse un encasillamiento doctrinal acotado a los dictados del poder institucional, y las herramientas se suministran además sobresimplificadas hasta la distorsión, por la cultura del apunte y el resumen.

En la Argentina, se puede completar un doctorado en economía en las universidades privadas más prestigiosas del país, sin haber leído una sola línea de El Capital de Carlos Marx, ni de tantos otros autores clásicos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Las licencias para importación en la Argentina

La demanda de dólares evidenciada en los últimos dos meses puede estar influida por múltiples circunstancias, entre las cuales la incertidumbre por las próximas elecciones presidenciales no debería tener mayor incidencia, dado lo previsible del resultado.

En cambio si puede tener efectos sobre la conducta de los agentes económicos, la percepción de cierta aceleración inflacionaria, así como temores por el deterioro del contexto externo.

El Banco Central combinó medidas de intervención directa en la plaza cambiaria –asumiendo una fuerte fuga de capitales tanto en agosto como en setiembre- , con la difusión de seguros de cambio, demostración de que la entidad monetaria está decidida a mantener el tipo de cambio fijo o semi fijo, al menos hasta fin de año.

La autoridad monetaria ha hecho notar recientemente, que el peso argentino es la moneda que más se ha depreciado en la región. Por otra parte, el alto nivel de utilización de la capacidad instalada, en eslabones críticos de las cadenas productivas, hace pensar que un tipo de cambio más elevado tendería a traducirse en mayor inflación.

En los últimos años la economía argentina ha tenido un vigoroso crecimiento, y mayor aún ha sido el del comercio exterior del país. Pero la evolución de los costos internos ha ido erosionando el margen de competitividad que se había generado por la devaluación del peso tras la crisis de 2001. Si bien las exportaciones se han diversificado y expandido notablemente en los últimos años En toda la serie entre 2003 y lo que va de 2011, con la sola excepción de 2009, el crecimiento de las importaciones ha sido superior al crecimiento de las exportaciones.

La política de resguardo del mercado doméstico que ha seguido el Gobierno Nacional toma nota de esta realidad. Los críticos de las medidas que toma la Secretaría de Comercio Interior ó el Ministerio de Industria, se esfuerzan en detectar algunas incoherencias –por ejemplo en los regímenes de liquidaciones de exportaciones mineras y energéticas-, o en destacar lo toscas que lucen algunas de las medidas.

Es indudable que las licencias no automáticas de importación ocasionan en lo inmediato dificultades operativas a diversos sectores de la producción. También es notorio que resulta muy sui generis, pedir a quienes pretenden importar por ejemplo automóviles de alta gama, que concreten exportaciones de cualquier tipo de bien para compensar el impacto en el balance de pagos.

Desde nuestra perspectiva, y sin que esto implique justificar a priori las aparentes incoherencias, ningún sector ha ofrecido a la discusión pública otro tipo de medidas, que en lo inmediato puedan dar respuesta eficaz para evitar el mal mayor, como sería la extinción a corto plazo del superávit comercial, o el reinicio de un ciclo de endeudamiento externo, descomprometido de inversiones equilibradoras.

Con alcance profundo y con sus posibles efectos principales en el mediano plazo, el Gobierno ha convocado a la discusión de Planes “2020”, tanto en materia agroalimentaria como industrial, orientados a lograr una ampliación significativa de las posibilidades de producción del país, y a una superación estructural de las restricciones de sector externo.

Es necesario que el sector empresarial esté a la altura de las circunstancias, especialmente la cúpula más concentrada, que tiene bajo control los eslabones críticos para la formación de precios, y que por demasiado tiempo ha priorizado las rentas monopólicas antes que la inversión necesaria para expandir estructuralmente la oferta de bienes y servicios.

También aguarda su transformación el sistema financiero, resorte fundamental para que las inversiones puedan concretarse en el volumen y la oportunidad que se necesitan.

lunes, 10 de octubre de 2011

Nobel de Economía a Thomas Sargent y Christopher Sims

Inconmovibles los centros de poder del discurso económico. Se premia con el mayor galardón mundial, a economistas cuyo edificio teórico no ha ofrecido herramientas, ni para alertar sobre la última oleada de crisis internacionales, ni para orientar hacia una salida...

domingo, 9 de octubre de 2011

Logros de política económica y reglas del prestigio




La Argentina tuvo una larga sucesión de ministros de economía formados en el exterior, fundamentalmente en los Estados Unidos.


Este paso por las catedrales de la doctrina neoclásica se fue afianzando como requisito de éxito profesional, para los economistas argentinos al servicio del establishment.


Es tan notoria esta valoración de lo foráneo por encima de lo propio, que las principales universidades privadas especializadas en economía, difunden su oferta académica destacando los títulos que sus docentes han obtenido en el exterior.


El largo ciclo de ministros de economía enseñoreados en chamanes, con pretensiones de supremacía tecnocrática por sobre la articulación política de las demandas ciudadanas, fue certeramente finalizado por el ex Presidente Nestor Kirchner.


Una vez que pidió la renuncia a Roberto Lavagna, el perfil de los sucesivos ocupantes de la cartera de economía, evidenció que Kirchner, así como posteriormente la Dra. Cristina Fernandez, no estaban dispuestos a delegar el rumbo estratégico de la economía nacional.


También quedó claro pronto, que no adscribían al pensamiento dominante en materia económica, y que no tenían ninguna valoración especial por los graduados en Boston o en Chicago; no recurrieron a ellos para ningún cargo de relevancia.


En los años de gestión NK-CFK, el país ha tenido una transformación extraordinaria, con excelente desempeño en los principales indicadores económicos. Y no han participado economistas de nota en ninguno de los principales puestos de gestión.


El elenco de funcionarios que ha conducido este proceso, desde el mismísimo Presidente de la Nación hacia abajo, no ha dejado en ningún momento de recibir agresivas críticas desde los sectores dominantes de la profesión económica, sus think tanks, centros de enseñanza y medios de comunicación.


Han cuestionado la supuesta falta de idoneidad de estos funcionarios, han considerado insuficientes sus antecedentes, y han atribuido torpeza a sus medidas.


Es posible que muchos de los instrumentos utilizados hayan sido imperfectos; más aún, es casi seguro que algunos de ellos pueden haber causado efectos no deseados en algunos mercados o sectores particulares.


Pero el rumbo general ha sido indudablemente acertado. Mientras muchas economías que han seguido la preceptiva neoliberal se enfrentan actualmente a severas crisis, la Argentina ha tenido una evolución de fuerte crecimiento de su producción, mejora sistemática del nivel de empleo y disminución de la pobreza, también ha reducido el peso de su deuda, y ha mantenido hasta ahora superávit comercial y fiscal.


Gracias a la fuerza de esta realidad, recién ahora, después de diez años de la gran crisis de 2001, la agenda pública de discusión de ideas económicas, se aviene a otorgar cierta visibilidad a los esfuerzos de pensamiento planteados de manera independiente del mainstream.


Progresivamente se van ampliando los espacios de debate que convocan desde la "Economía Crítica", y adquieren una cautelosa consideración iniciativas como la AEDA (Asociación de Economistas para el Desarrollo de la Argentina), y La Gran Makro, ligada a la actual conducción de la Secretaría de Política Económica.








Conversar, hablar entre nosotros

En la multiplicidad de determinanciones que afronta una vida, cualquier vida, la información que se capta es siempre fragmentaria. Quizá los científicos de las ciencias duras son los grupos humanos más conscientes de lo acotado y convencional de los saberes. La comprensión cabal de este problema, si va unida a un mínimo compromiso ético, llama al recato en la enunciación.

Acerca del devenir de nuestra especie, hace mucho se ha comprendido que la mayoría de los procesos relevantes tienen dinámica planetaria. Se dice que es conveniente enfocar cualquier asunto humano partiendo de su consideración a nivel mundial o internacional, antes de pasar a una focalización territorial más acotada.

Por la infinidad de obligaciones cotidianas a que nos vemos sometidos en las sociedades contemporáneas, para la mayoría de las personas, las limitadas condiciones materiales de existencia apenas permiten comprender algunos códigos de sus sociedades más inmediatas: el propio vecindario, y en alguna medida la sociedad nacional que les ha tocado en suerte.


La sociedad del espectáculo tan profundamente caracterizada por Guy Debord en su libro de 1967, ha ramificado sus tentáculos hasta los rincones más minúsculos de la vida social. Y sobre ella se ha superpuesto más recientemente la sociedad digital. Los individuos se ven expuestos a un gigantesco caudal de información que se multiplica de manera incesante y que no es posible seleccionar, ni filtrar, ni validar.

Estamos así ante una imposibilidad de comprender directamente las causas últimas de nuestras situaciones. En otras palabras, es muy difícil comprender los modos en los cuales funcionan los complejos flujos de poder que nos determinan.

En cambio si podemos hablar de lo que nos pasa con quienes tenemos al lado, nuestra familia, amigos y vecinos (el arte de la conversación está muerto, escribió Debord).

Podemos formarnos. Definir nuestra propia doctrina del cultivo de sí. En el prólogo a una edición argentina de La Sociedad del Espectáculo, Christian Ferrer celebra (tomándolo de algún otro lado, entre muchos posibles), a quienes "singularizan su propia vida facetándola como a una obra de arte".

Mientras nos formamos y trabajamos nuestra propia doctrina, podemos además pronunciarnos sobre la conducta de personalidades e instuciones que tenemos a mano, comprobar aciertos y errores, atriubir coherencia o contradicciones, distinguir intereses permanentes de virajes coyunturales. Y sobre todo eso es bueno conversar con nuestra gente, es una buena tentativa por el sentido, extendernos hacia los otros, dirigirnos la palabra y otros signos, unos a otros, prodigarnos cuidados y afecto.

sábado, 8 de octubre de 2011

Los poderes fácticos y el lugar de la verdad





Los poderes fácticos enuncian sus planteos desde lugares de verdad. Así es como empresas transnacionales, medios de comunicación oligopólicos, organismos financieros internacionales, entre otros, cuando propagaron el Programa del Consenso de Washington, reflejaron en su discurso ideológico, los postulados de los monocordes papers de economía neoclásica, supuesto reservorio de conocimiento científico. Es historia conocida que los efectos benéficos para todos, previstos para la aplicación de este programa, resultaron al cabo de unos pocos años en un terrible aumento de la desigualdad entre países, así como al interior de los distintos países, además de frecuentes y traumáticas crisis internacionales.

La primera década del Siglo XXI ha mostrado que unos cuantos países, de los llamados en desarrollo, han evitado financiarse en base a préstamos externos, y han ejercido políticas activas en defensa de la producción nacional y del empleo de su población. Estos países que en ciertos aspectos han sido reticentes a la preceptiva neoliberal, han logrado buen desempeño económico y social, y en este turbulento inicio de la segunda década del siglo, muestran cierta previsibilidad sobre su futuro.
De manera creciente, personalidades de peso en el poder mundial han ido admitiendo esta realidad.

Esta evolución de los hechos constituye una interpelación directa a los paradigmas todavía dominantes en el discurso económico, a sus catedrales académicas y sus exluyentes medios de publicación.