domingo, 9 de octubre de 2011

Logros de política económica y reglas del prestigio




La Argentina tuvo una larga sucesión de ministros de economía formados en el exterior, fundamentalmente en los Estados Unidos.


Este paso por las catedrales de la doctrina neoclásica se fue afianzando como requisito de éxito profesional, para los economistas argentinos al servicio del establishment.


Es tan notoria esta valoración de lo foráneo por encima de lo propio, que las principales universidades privadas especializadas en economía, difunden su oferta académica destacando los títulos que sus docentes han obtenido en el exterior.


El largo ciclo de ministros de economía enseñoreados en chamanes, con pretensiones de supremacía tecnocrática por sobre la articulación política de las demandas ciudadanas, fue certeramente finalizado por el ex Presidente Nestor Kirchner.


Una vez que pidió la renuncia a Roberto Lavagna, el perfil de los sucesivos ocupantes de la cartera de economía, evidenció que Kirchner, así como posteriormente la Dra. Cristina Fernandez, no estaban dispuestos a delegar el rumbo estratégico de la economía nacional.


También quedó claro pronto, que no adscribían al pensamiento dominante en materia económica, y que no tenían ninguna valoración especial por los graduados en Boston o en Chicago; no recurrieron a ellos para ningún cargo de relevancia.


En los años de gestión NK-CFK, el país ha tenido una transformación extraordinaria, con excelente desempeño en los principales indicadores económicos. Y no han participado economistas de nota en ninguno de los principales puestos de gestión.


El elenco de funcionarios que ha conducido este proceso, desde el mismísimo Presidente de la Nación hacia abajo, no ha dejado en ningún momento de recibir agresivas críticas desde los sectores dominantes de la profesión económica, sus think tanks, centros de enseñanza y medios de comunicación.


Han cuestionado la supuesta falta de idoneidad de estos funcionarios, han considerado insuficientes sus antecedentes, y han atribuido torpeza a sus medidas.


Es posible que muchos de los instrumentos utilizados hayan sido imperfectos; más aún, es casi seguro que algunos de ellos pueden haber causado efectos no deseados en algunos mercados o sectores particulares.


Pero el rumbo general ha sido indudablemente acertado. Mientras muchas economías que han seguido la preceptiva neoliberal se enfrentan actualmente a severas crisis, la Argentina ha tenido una evolución de fuerte crecimiento de su producción, mejora sistemática del nivel de empleo y disminución de la pobreza, también ha reducido el peso de su deuda, y ha mantenido hasta ahora superávit comercial y fiscal.


Gracias a la fuerza de esta realidad, recién ahora, después de diez años de la gran crisis de 2001, la agenda pública de discusión de ideas económicas, se aviene a otorgar cierta visibilidad a los esfuerzos de pensamiento planteados de manera independiente del mainstream.


Progresivamente se van ampliando los espacios de debate que convocan desde la "Economía Crítica", y adquieren una cautelosa consideración iniciativas como la AEDA (Asociación de Economistas para el Desarrollo de la Argentina), y La Gran Makro, ligada a la actual conducción de la Secretaría de Política Económica.








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