viernes, 2 de noviembre de 2012

Homenaje al Gobierno de Obregón Cano y Atilio López - Parte I


Los días 30 y 31 de octubre se realizó en Córdoba una conmemoración del Gobierno de Obregón Cano (25/05/1973 al 27/02/1974).
No pude llegar el primer día, pero si estuve a tiempo en la segunda jornada. La concurrencia colmó una de las salas del Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria.
En primer término se proyectó un documental con escenas tomadas en aquella época por las cámaras de Canal 10. Extractos de noticieros que quizá había visto cuando niño.  Fue un material bastante largo, que me hizo emocionar y también angustiarme.
Esa melancolía creo que tiene diversos motivos. Uno de índole privada, que es común al acicatear con imágenes el recuerdo de tiempos irremediablemente idos, en que además estaban al lado de uno seres amados que ahora faltan, la abuela, el padre.  Otro, que ha sido bien explicado por Kundera al instruir en la técnica del relato: empezar por el final dramático y narrar después las ilusiones que había en los protagonistas, provoca impresión de melancolía. Ya sabemos el baño de sangre en que terminó aquello, el deterioro social que todavía arrastramos;  en los cuadros de época de este documental se ve la gran expectativa popular que había, también cierta ingenuidad, incluso en los dirigentes.  Recuerda un poco a ese otro gran documental que se titula “La Batalla de Chile”, sobre el Gobierno de Salvador Allende en aquel país. Finalmente, creo que da melancolía constatar que cuarenta años después continúan tantos de los antiguos sufrimientos, algunos por cierto agravados y otros nuevos.
Algunas comprobaciones sorprendentes (para mí) en el documental.  Los discursos de campaña de Obregón y de López, a pesar de la evidente efervescencia de la época, contienen siempre apelaciones a la convivencia democrática, a la inclusión de todos los sectores. Si bien se habla en algún caso de los jóvenes que dieron su libertad y su vida para lograr el gobierno popular, no hay por parte de estos dirigentes ningún llamado  a la violencia.  Otra muy llamativa: en uno de sus discursos, Obregón repasa logros de Córdoba en lo industrial,  en lo productivo, lo intelectual, y en esa enumeración incluye la por entonces reciente designación de Primatesta como Cardenal.  Que además, quién sabe por qué motivo, es invitado a firmar el acta el día que asumen las autoridades electas el Gobierno Provincial. Hay un tramo del documental dedicado a la visita a Córdoba del Presidente de Cuba Osvaldo Dorticós.  Contrastan los gestos y atuendo acartonados de este personaje con la tremenda agitación de los actos públicos a los que es conducido. En una de las ocasiones, la multitud corea “que se saque el saco”, y presurosos algunos del palco prácticamente se lo arrancan.
De las imágenes de Atilio López me sorprendió que en las reuniones públicas está habitualmente muy pensativo, como reconcentrado.
El documental concluye con escenas del sepelio de Atilio López, brutalmente asesinado por la Triple A, a modo de sombrío epílogo de este momento de movilización y esperanza que fue el Gobierno de Obregón Cano, “último gobierno popular de Córdoba”,  según las palabras de los organizadores del homenaje.
Es muy notorio que esta experiencia ha sufrido hasta ahora un increíble silencio institucional y mediático, más inexplicable todavía si se considera que su protagonista más notorio, el propio Ricardo Obregón Cano, todavía vive y goza de buena salud con noventa y seis años de edad.

(En un próximo post,  comentaré lo tratado por el panel que se conformó a continuación de la proyección del documental, integrado por Lucio Garzón Maceda, el juez Pérez Villalobo, Norberto Ciaravino y Horacio González.  También daré mis propias impresiones sobre la época y sus implicancias para nuestro tiempo)

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